Precalienta el horno a 390°F (200°C).
Desenrolla las hojas sobre una superficie lisa y seca. Cubre con un paño de cocina limpio y ligeramente húmedo para evitar que se sequen. Solo destapa las hojas a medida que las vayas usando.
Coloca una hoja de masa filo a lo ancho sobre la superficie de trabajo.
Usando una brocha de repostería o la parte superior de una cuchara, pincela ligeramente con mantequilla derretida o aceite.
Coloca una segunda hoja encima y pincela los bordes.
Coloca una tercera hoja encima. Con estas tres hojas apiladas podrás formar cuatro (4) pastelillos.
Corta la masa que preparaste en cuatro secciones verticales, desde arriba hacia abajo.
Coloca una rebanada de guayaba en la esquina superior izquierda de cada sección. Si vas a ponerle queso, añade una cucharada de queso encima de la guayaba.
Dobla la masa en forma diagonal sobre la guayaba. Continúa doblando en forma de triángulo (como doblando una bandera) hasta llegar al final.
Pincela el borde final para sellar y coloca el pastelito con el cierre hacia abajo.
Coloca los pastelitos en una bandeja ligeramente engrasada (o utiliza papel para hornear, conocido como parchment paper), dejando 2 cm (1 pulgada) de espacio entre ellos.
Repite los pasos anteriores para hacer los pastelitos restantes.
Para que queden doraditos, pincela ligeramente la parte superior con mantequilla o aceite. Si no quieres ponerle mantequilla por arriba, puedes batir un huevo con una cucharada de agua y pincelar esta mezcla sobre los pastelillos.
Hornealos por 8 minutos, o hasta que doren.
Retira del horno y déjalos enfriar un poco antes de polvorearlos con azúcar en polvo, conocida como powdered sugar (diferente a la granulated sugar). Prepárate para compartirlos y que luego te pidan la receta. :)